La Historia del Yorkshire Terrier a menudo ha sido contada superficialmente y con pequeñas imprecisiones, en esta ocasión vamos a hacer un esfuerzo por recopilar la información que nos ha parecido más rigurosa y de mayor coherencia para ofreceros una versión lo más fiel posible a como transcurrió en la realidad.
Para empezar a contar como surgió esta fantástica raza debemos situarnos en la Inglaterra del siglo XIX, un país que siempre ha tenido mucha influencia y tradición en materia de cinofilia.
En aquel entonces se vivían tiempos muy difíciles y de gran desigualdad entre las distintas clases sociales, la clase obrera no estaba autorizada a tener perros de talla grande, eso solo estaba reservado para las clases sociales altas, en su mayoría el tipo de perros que poseía la aristocracia eran ejemplares de razas grandes, los cuales normalmente eran utilizados para la cacería, contribuyendo esta situación a marcar una diferencia más entre las muchas que ya existían y discriminaban a las clases más desfavorecidas.
Todas estas circunstancias limitaban el tipo de perro que podía disponer la gente perteneciente a la clase trabajadora, en la que se encontraban campesinos, obreros, artesanos y otras gentes con oficios humildes de esa época, por esta razón y debido a estas limitaciones, los únicos cruces que ellos realizaban eran entre perros de tallas inferiores, principalmente del grupo de los Terrier que en su mayoría son originarios de las regiones en las que hemos situado esta historia, fue entonces cuando se originó la tendencia de obtener perros de talla no muy grande, más bien pequeños, compactos y de carácter fuerte, capacitados para guardar las viviendas y acabar con las ratas y ratones que eran tan frecuentes y molestos dentro del ámbito cotidiano.
Esto tan solo había sido el comienzo, después en los años 20 del siglo XIX, en plena revolución industrial una multitud de trabajadores llegaban al condado de Yorkshire, muchos de ellos con sus perros, entre los que se encontraban razas hoy ya extinguidas como el Clydesdale Terrier, esto origino que se realizasen cruces con otros Terriers de la zona, fue entonces cuando se comenzó a perfilar lo más parecido a lo que hoy conocemos como el Yorkshire Terrier, aquellos ejemplares eran mucho más grandes que lo que el estándar de hoy contempla entre sus características, eran perros de más de 5 Kg de peso y aún no se habían convertido en una raza codiciada por las damas de la clase alta, siendo todavía perros que convivían entre la clase trabajadora desempeñando las útiles labores de los perros rateros.
Poco a poco y de una forma precisa se iban perfeccionando los cruces, intervinieron otras razas en busca de ejemplares de menor tamaño y que tuviesen una mayor textura sedosa en su pelo, fue así cuando se convirtió en una raza que comenzó a causar sensación entre personas de las clases sociales más altas, alcanzando gran popularidad y denominándosele entonces popularmente como Terrier de Yorkshire.
Hacia el año 1860 comenzaron a exponerse en público bellos ejemplares, aún no se había reconocido la raza por el Kennel Club, fue unos años más tarde, en 1886 cuando el club ingles reconoció la raza como tal, publicándose en 1898 su primer estándar oficial.
Uno de los pilares de la raza fue un ejemplar llamado Huddersfield Ben criado por W. Eastwood, desde entonces hasta el día de hoy el Yorkshire Terrier a continuado evolucionando, el peso se ha reducido y la calidad del pelo ha mejorado notablemente.
No obstante, hay que resaltar ciertos riesgos en el momento de adquirir un ejemplar de Yorkshire Terrier, ya que la masificación de esta raza está contribuyendo a que se realice la cría por gente inexperta y sin criterios, de forma indiscriminada y motivada únicamente por razones económicas sin tener en cuenta los verdaderos valores en la cría.
Por esta razón siempre recomendamos que en el momento de adquirir un ejemplar de esta raza se acuda a un criador especializado el cual esté bien referenciado dentro del mundillo de la cría selectiva del Yorkshire Terrier.