Como nosotros, los perros acusan el paso de las estaciones. Sin embargo, al contrario que nosotros, ellos no pueden decidir si se quitan o ponen el abrigo, si quieren estar secos después de un paseo bajo la lluvia, si es adecuado comer nieve, si debe cepillarse más a menudo, etc. Como todo esto depende de nosotros, vamos a repasar los cuidados básicos durante la época invernal.
El primero de ellos es que las pautas de vacunación, como el resto del año, deben seguirse rigurosamente. Tampoco estaría de más hacerle una revisión general, lo que sería todavía más adecuado en el caso de los perros con cierta edad.
Una vez visto que el perro debe estar vacunado, en su vida diaria es adecuado que no experimente cambios bruscos de temperatura, es decir, que no salga directamente del calor de casa al frío de la calle. Para ello, sería conveniente que antes de salir a la calle estuviera unos minutos en un lugar resguardado que no tenga calefacción, por ejemplo, una terraza acristalada.
Si el perro vive en el interior de nuestra vivienda y además es de pelo corto y ralo, durante el paseo es recomendable utilizar algún tipo de abrigo, ya que su manto no es suficiente para protegerles del frío intenso. Esto impedirá más de un resfriado.
Sin embargo, para evitar los resfriados también es necesario que si se moja durante un paseo, por la lluvia o porque el terreno está mojado, hay que secarlo concienzudamente al llegar a casa, primero retirando con una toalla el exceso de humedad y después con el secador de pelo. Asimismo, la humedad constante en el pelo puede producir problemas de salud en la piel. Por lo que es doblemente necesario secar al perro tras el paseo si vuelve mojado.
Este aspecto nos lleva directamente a los cuidados del manto propiamente dicho. Por ello, no debemos desatender su cepillado ni su higiene. Eso sí, el baño debe hacerse tomando todas las precauciones necesarias para que no se enfríe y asegurándose de que queda perfectamente seco antes de salir a la calle.
En caso de que el perro tenga contacto con la nieve, debe impedirse que la ingiera, un impulso muy natural en él pero que tiene consecuencias gastrointestinales de diferente pronóstico. Tampoco se debe dejar que coma hierba helada, ya que los efectos serían parecidos a los que produce la ingestión de nieve.
En cuanto a su alimentación, hay quien opina que durante el invierno el perro debe tomar mayor cantidad de alimento porque el cuerpo necesita mayor energía para mantener su temperatura; sin embargo, esto no es así en los perros “de casa”, sino sólo en los que viven en el exterior a temperaturas extremadamente bajas, muy por debajo de cero grados. Por ello, durante esta época no debemos cambiar su alimentación.