LA DIGESTION DEL PERROEl sistema digestivo de un perro es similar al de los seres humanos. Sí, en algunos aspectos, bastante semejante, en otros, muy diferente. Los aparatos digestivos, por ejemplo, cumplen la misma función, con los mismos órganos básicos, pero su química y su estructura no son tan iguales.
De la correcta asimilación de los nutrientes del pienso para perro, dependerá la salud de su aparato digestivo y la salud general del animal. La primera diferencia del aparato digestivo del perro está en el hocico y en su
sistema dentario. El perro tiene unos cuantos dientes pequeños en la parte anterior del hocico que le sirven para arrancar la carne de los huesos. Tiene colmillos para asir los trozos y rasgarlos. Sus incisivos son también grandes para cortar la comida en los tamaños adecuados. Y unos grandes molares, situados en la parte posterior de la boca, facilitan la trituración de los alimentos, ya sea carne o el mismo
pienso para perros que se puede comprar en una tienda especializada de animales.
Los seres humanos mastican los alimentos y su boca segrega enzimas que ayudan a deglutir previamente los alimentos en la boca antes de descender al estómago. Y aquí, es dónde aparece una de las diferencias con los perros, éstos no mastican el pienso, el perro no puede mover la mandíbula de un lado para otro, sólo de arriba abajo, como si tuviera una bisagra en el lugar en el que se juntan las comisuras de los labios.
En los perros, el pienso pasa directamente de la boca al esófago, humedecida por la saliva y guiada por lengua. El esófago, en esencia es un tubo que se contrae y se estira para llevar la comida hasta el estómago. El trabajo del estómago es preparar la digestión con la ayuda de enzimas y un líquido muy agresivo, el ácido clorhídrico. Si lo tuviéramos que comparar con algo, el estómago de un perro es como una amasadora de cemento, que convierte la masa de la comida en una pasta fluida preparada para pasar al siguiente paso, la travesía por el conducto del intestino delgado. El interior del estómago de un perro, además de estar recubierto por un mucosa muy espesa, es extraordinariamente ácido, tanto que esa mucosa podría quemarnos la piel.
El intestino delgado es también un tubo que tiene una longitud de unas cuatro veces la del propio perro. Está recubierto por dentro de una serie de vellosidades que tienen como misión la de absorber los nutrientes de su alimentación, desde trozos de carne hasta las conocidas croquetas de perro o el pienso que podemos comprar en cualquier tienda de animales.
El intestino delgado tiene una serie de conexiones con otros órganos, como el páncreas, que también segregan enzimas, que ayudan a extraer las proteínas del compuesto de la papilla en la que se ha convertido la comida.
Otro órgano anexo al conducto del intestino delgado es la vesícula biliar que regula el flujo de la bilis, encargada de la descomposición de las grasas presentes en la alimentación del perro.
El sistema intestinal de los perros es, a pesar de su longitud, mucho más corto que el de los humanos. Por tanto, el proceso de absorción de las proteínas tiene que ser por fuerza más rápido. Las paredes del intestino delgado absorben igualmente los nutrientes que luego pasan a la sangre, al torrente sanguíneo, y a los demás órganos del cuerpo, en este caso, del perro. Una buena digestión es crucial en el proceso de alimentación y en la salud del perro. Por esa razón, todo esfuerzo de los cuidadores para hallar los piensos para perro equilibrados y los suplementos adecuados acaba por traducirse en una animal de compañía sano.
La última etapa que recorre la comida en el sistema digestivo del perro es la del intestino grueso, donde se acumulan las heces, en los tramos finales, las bacterias ayudan a descomponer las partes de los alimentos más difíciles de digerir. Un problema que suscita el sistema digestivo de los perros en esta parte del ciclo de su alimentación es que toda
aquella comida que no se digiere, formará gas y, en muchas ocasiones, diarreas y vómitos. Hay que estar atento a esta circunstancia. Sí esto ocurre, podremos estar seguro de que algo falla en la alimentación del perro y que una parte de la comida no se ha asimilado correctamente. Hay que recordar, además, que la digestión de un perro puede durar entre 7 y 10 horas, mucho más tiempo que la del hombre.
Un cuidador consciente ha de tener presente siempre que un mal funcionamiento del sistema digestivo de su perro, puede afectar irremisiblemente al
sistema inmunológico.
Si entre los humanos, se aplica la expresión ‘eres lo que comes‘, para los perros, el argumento es aún más real.