¿Por qué muerden los perros? En los perros morder es un comportamiento natural y necesario para su desarrollo y supervivencia, pues se trata de una forma de comunicación mediante la cual adquieren estatus en su comunidad, mantienen su liderazgo, protegen su territorio y a sus cachorros o responden al miedo.
Un perro que atienda a sus instintos no tiene por qué ser agresivo y es responsabilidad de los propietarios que sus mascotas sean equilibradas y sepan controlar su mordida.
Que un perro muerda no significa que sea agresivo o que tenga problemas de comportamiento.
Los canes de cualquier edad necesitan satisfacer la necesidad de morder porque, además de que es esencial para mantener una dentadura fuerte y sana, en la naturaleza la boca es una de las herramientas más poderosas que poseen para su supervivencia: obtienen alimento, conservan su estatus, protegen sus dominios y se defienden de posibles depredadores.
Es tan importante que aprenden a emplear su mordida desde muy temprana edad, pues los cachorros, vigilados por su madre, usan sus dientes para mordisquear objetos, a sus hermanos e incluso a ella misma, que intervendrá en el momento que considere necesario con un gruñido o un intento de morderlos. Con este entrenamiento aprenderán a alimentarse, a cazar y a trasladar objetos o a sus propios cachorros en el futuro.
Hay que comprender que el acto de morder es un comportamiento natural y normal para los perros y que es muy importante no separar a las crías de su madre y sus hermanos antes de tiempo para que lleguen a ser adultos equilibrados.
El mejor momento para que el cachorro llegue a casa es a los tres meses de edad, justo cuando comienzan a brotarle los dientes y se inicia la etapa en la que muerde todo lo que encuentra para aliviar las molestias que esto le ocasiona. Proporcionarle juguetes para este fin y distraerle con otras actividades pueden ser dos de las mejores maneras de controlar la masticación excesiva. Y es en este momento cuando debemos inculcarle una de las enseñanzas más importantes: la inhibición de la mordida.